¿Quién está detrás de Casa Olivo?

Mi historia

Hola, soy Francisca Álvarez. Fundé Casa Olivo sin saber que estaba fundando una marca. Solo quería respirar.

Estudié Ingeniería Comercial, pero desde los 13 años lo mío era otra cosa: pasaba horas hojeando revistas de decoración, admirando plantas, haciendo manualidades, soñando en grande. Coleccionaba stickers, papelitos lindos, agendas, y escribía en diarios con la misma devoción con la que después escribiría artículos de mi blog. Siempre andaba con una carta en proceso o una lista de ideas. La papelería no era solo una afición, era parte de mi forma de habitar el mundo.

Las plantas han estado presentes toda mi vida, aunque por muchos años, mi trabajo no tenía nada que ver con ellas. Pasé por RRHH, después por el área comercial, y terminé en Retail, en Decohogar. Lo que se dice “carrera tradicional”. Hasta que la vida me movió el piso.

En marzo de 2020 nació mi hijo. Una semana después: pandemia. Si ya un primer hijo te remueve todo, imagina uno que llega en medio de cuarentenas. Entre lactancia, encierro y reuniones por Zoom, intenté ser esa mamá que “las hace todas”… hasta que me di cuenta que yo no estaba en ninguna parte.

Volví a trabajar, pero ya no era lo mismo. Algo en mí necesitaba otra cosa. Más verdad. Más presencia. Más sentido. Y las plantas —esas que estaban repartidas por toda mi casa, que de a poquito había ido coleccionando con amor— fueron las primeras en mostrarme el camino. Me invitaban a bajar el ritmo, a respirar, a confiar en los procesos. Sin saberlo, me estaban enseñando a volver a mí.

Así empezó todo. Hice mi ikigai (esa herramienta japonesa para encontrar lo que le da sentido a tu vida), y ahí estaba: naturaleza, bienestar, belleza, conexión con las personas. Y nació Casa Olivo.

Primero vendí plantas. Pero rápidamente entendí que lo que más valoraban las personas no era la planta en sí, sino cómo hacer que esa planta sobreviviera y se volviera parte del hogar. Empecé con asesorías, recorriendo casas y enseñando a cuidar. Y eso fue creciendo.

Soy una eterna aprendiz, y disfruto aprender para compartir. Todo lo que he ido descubriendo en este camino —sobre cómo habitarme, cómo respirar más lento, cómo vivir con más intención— quiero entregarlo. Porque cuando algo me hace bien, nace en mí el deseo profundo de enseñarlo. Elegí este camino también porque me permite seguir aprendiendo en comunidad, crecer junto a otros y nutrirme de cada historia, sin prisa y con curiosidad.

¿Y qué es Casa Olivo hoy?

Hoy, Casa Olivo es mucho más que mi historia. Somos un equipo interdisciplinario de personas apasionadas por el diseño, el bienestar y la conexión con lo esencial. Arquitectura, psicología, diseño, jardinería: cada mirada aporta desde su mundo para crear espacios que abrazan.

Diseñamos espacios con intención. Rincones vivos, sensoriales y habitables. Hogares, oficinas, terrazas… lugares donde se pueda volver a respirar, vivir bonito y en calma.

Creemos que el bienestar no parte en grandes decisiones, sino en el rincón donde tomas desayuno, en cómo te recibe tu casa, en cómo se siente tu espacio al final del día.

Casa Olivo es nuestra forma de decirle al mundo que se puede vivir distinto. Más lento. Más auténtico. Más cerca de lo esencial.

Y ojalá podamos ayudarte a crear tu propio refugio. 🌿

¿Te gustaría conocer más?